Análisis de la estructura de The New Yorker

The New Yorker, mítica revista estadounidense, publicó su primera edición en febrero de 1925. Actualmente, su formato en papel tiene más de un millón de suscriptores que cada semana reciben sus ejemplares. Mezcla entre sus páginas ficción literaria y periodismo de calidad.

Es famosa por sus caricaturas, protagonistas inequívocas de las portadas de esta revista, y por sus largos artículos, que no tienen límite de extensión, son habituales los textos de 6 a 8 páginas, lo que justifica la gran amplitud de la revista.

La estrategia al poner en marcha su versión online fue, sin duda, el éxito final del grupo. Comenzaron lanzando todo contenido en abierto y gratis para todo el mundo, así, durante los primeros meses quien quisiera podía acceder a todas sus secciones y artículos, más tarde decidieron que los números siguientes solo estuvieran disponibles para suscriptores.

Se compone de las siguientes secciones: noticias, cultura, libros, ciencia y tecnología, negocios, humor, caricaturas y magazine; además en su formato online añaden las secciones de audio, vídeo, archivo y su formulario de suscripción. Sus artículos tienen una gran mezcla de información y opinión, con lo que no necesitan una sección propia para este último tema. Una característica de esta revista es que no hace entrevistas “típicas”, se preocupan más del “quién y cómo” es el personaje que de lo que dice.

Su línea editorial es más bien liberal, debido a la gran cantidad de colaboradores free lance que componen el producto final de la revista. Cada uno de los contribuyentes al contenido es de muy variadas ramas profesionales e ideológicas. Mezcla reportajes profundos de política o cultura, humor y caricaturas, historias cortas de ficción, ensayos y reseñas literarias o críticas de teatro y cine. Su extensión varía semanalmente, pero sus ediciones en papel suelen tener unas 120 páginas.

El diseño ha sido una de las señas de identidad más reconocibles de The New Yorker, han utilizado el mismo tipo de letra tanto para los títulos como para el resto del texto y el mismo diseño editorial, con el mismo número de columnas y casi sin fotografías, desde su creación en 1925 hasta el año 2013. A partir de ahí modernizaron su aspecto perdiendo esto que tanto les distinguía del resto.

Esta revista, sobre todo gracias a la era digital, ha conseguido llegar a casi todo el mundo, pero la información que ha transmitido siempre ha sido más a nivel nacional e internacional que local. Desde el principio se han preocupado por contar y criticar los problemas sociales y las disputas políticas.

Aunque en sus inicios iba dirigido a personas, más hombres que mujeres, entre 40 y 50 años y una capacidad intelectual media, consiguió que hasta personas que no sabían leer se suscribieran a su revista ya que, gracias a las caricaturas, ilustraban perfectamente esos problemas sociales y políticos que preocupaban a la gente.

Su éxito se debe, principalmente, al intenso trabajo que hacen para corroborar la información que cuentan.  Tienen en su organigrama una impecable oficina de verificación de datos. Esto, y por supuesto la colaboración de brillantes escritores hace que sea una revista con más de 80 años de historia y todavía, una de las más vendidas.

La trayectoria de The New Yorker solo no la hubiera podido tener en un sistema estructural de la comunicación como el de España. Es importante tener “vía libre” a la hora de publicar verdades de todos los sectores del país, económicos, políticos y culturales. Gracias a la casi total independencia que la prensa tiene en Estados Unidos siguen haciéndonos disfrutar de esas sátiras y esos textos que, además de informar, cuentan historias.

foto de: thenewyorker.com

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