La Guerra Civil en Gandullas

La Cabaña, así llamábamos nosotros a esto:

cabaña

Éramos unos niños cuando íbamos de excursión, en el pueblo a las “Peñas Zorreras”. Jugábamos con inocencia, entre trincheras, observatorios y algún nido de ametralladora… De pequeños guerreábamos entre nosotros aprovechando el “parque histórico-infantil” en el que vivimos. Llevábamos la merienda, teníamos hasta bancos dentro del fortín, era sin duda nuestro “frente de juegos”. Crecer allí tiene sus ventajas.

Gandullas (municipio Piñuecar-Gandullas, 200 habitantes aproximadamente) es un pueblo situado en la Sierra Norte de Madrid, en plena naturaleza. En medio de las montañas, rodeada de llanos y vaguadas con grandes piedras. Situación privilegiada, justo debajo de Somosierra, a tan solo 1 kilómetro de Buitrago de Lozoya y al lado del Embalse de Puentes Viejas.

vistas gandullas

peñas zorreras

Sabíamos lo que había pasado allí, crecimos con las historias de nuestros abuelos. Nadie había olvidado lo que vivieron y es que, nuestro pueblo se encontraba en primera línea de guerra, los sublevados tuvieron ahí “su casa” durante los tres años que duró la guerra, pese a los ataques, nunca consiguieron cruzar la línea -ahora la carretera del pueblo- para conquistar el bando republicano.

Toda la Guerra Civil siendo la separación de los dos bandos; militares, voluntarios y vecinos del pueblo “convivieron” durante los difíciles años, más de 40.000 hombres de guerra pisaron nuestras tierras. Separaron familias, se adueñaron de los ideales de hermanos, primos o tíos que vivían en diferentes pueblos haciéndoles luchar por su razón o trabajar para los que en realidad luchaban.

Pero esta guerra tuvo un principio, y la terrible historia que nuestros abuelos vivieron también comienza el 18 de julio de 1936. Más bien unos días antes, cuando en Somosierra, en el túnel que se estaba construyendo para las vías del tren, llegaron unos soldados del ejército. Unos obreros que allí se encontraban se dirigieron corriendo a Buitrago de Lozoya para avisar a unos mandos republicanos que allí se encontraban. Los soldados fueron detenidos, interrogados y asesinados.

Algo estaba pasando, pronto, en Gandullas -que se encuentra entre Buitrago y Somosierra y era de los pocos pueblos de la zona donde llegaba una carretera desde la Nacional- comenzaron a llegar soldados republicanos. Los vecinos empezaron a incomodarse, en realidad allí no habían llegado noticias de ninguna revolución, y de repente, en unos días, los soldados y voluntarios republicanos de los pueblos de alrededor pasaban y se paseaban por Gandullas, dirigiéndose al norte.

El 18 de julio ya había pasado, era verano, sí, para ellos la época de siega. Las mujeres y hombres del pueblo estaban en el campo con sus tareas, niños como mi abuela, que tenía 6 años, jugaban y ayudaban a sus abuelas con el huerto o la casa. De pronto, el día 20 de julio de 1936, los aviones comenzaron a sobrevolar mi pueblo. Un ruido atronador, soldados en tropel pasando por las tierras cercanas al pueblo, campo a través, se dirigían hacia Somosierra. Cuentan que los aviones volaban tan bajo que casi rozaban las chimeneas de las casas. Comenzó la batalla del Frente de Somosierra.

El cura del pueblo, que prevenido por algún alma se había quitado la sotana, estaba trabajando en el campo con los vecinos. La situación, con tal avalancha de soldados, armas y aviones sembró el pánico y todos abandonaron sus tareas y se refugiaron en sus casas y nunca más en toda la guerra volvieron a trabajar sus tierras, a sembrar y recoger la cosecha ni sacar a los animales al campo. El cura se escondió en la casa de mi abuela, sus padres tenían una casa grande donde muchas veces se hospedaban maestros, médicos, curas o comerciantes que pasaban por la zona.

Llegó el día 25 de julio, solo habían pasado unos días, pero a ellos les parecieron siglos. Asomadas por la ventana, mi abuela y su hermana vieron bajar corriendo a la caballería. El ejército sublevado había conseguido entrar en la Comunidad de Madrid. El túnel, Somosierra y los pueblos cercanos fueron tomados por las tropas del general García Escámez, pero eso ellas, y los demás habitantes de Gandullas no lo sabían.

En los días sucesivos, las tropas del bando nacional avanzaban en su intento de conquistar Madrid, pasando por tomar el control del embalse de Puentes Viejas que abastecía de agua a la capital. Aunque esa tampoco era la información que tenían nuestros abuelos. Ellos solo estaban escondidos en sus casas, escuchando las bombas y los tiroteos a su alrededor.

La Brigada 13, bajo el mando del capitán Francisco Galán frenó el avance de las tropas nacionales, que se estabilizaron en la zona, y construyeron la llamada “Muralla de Acero” en las “Peñas Zorreras” de Gandullas. La línea de defensa del frente.

Durante los meses siguientes gran cantidad de batallas se libraron en este sector. Los bombardeos llegaron al pueblo. En uno de ellos se vio afectada la casa de mi abuela. Salir a la calle supuso la muerte de algunos vecinos, causadas por las balas perdidas que salían del conflicto. A un lado del pueblo los republicanos y al otro los sublevados, Gandullas y sus habitantes en el medio del conflicto.

Aquel cura escondido consiguió huir, algunos soldados del ejército nacional construyeron refugios en el pueblo. Durante las batallas, y previo aviso de los militares, las gentes se cobijaban allí. Hasta que un día, en el que algunos pequeños estaban jugando en las puertas de sus casas cayó otra bomba en las calles del pueblo. Aquella bomba alcanzó a un niño. Mi abuela recuerda con horror como la madre recogía pedazos de su hijo en su mandil, era una niña, quería ver… y lo vio.

Tras aquel terrible suceso los niños y las personas mayores abandonaron el lugar. Les acogieron en diferentes pueblos en manos del ejército nacional, separados de sus familias. Las batallas se sucedieron en la línea de guerra, las más sangrientas ocurrieron en una loma bajo el control republicano, fue conocida como “Parapeto de la Muerte”, sin necesidad de contar los orígenes del nombre, también fue bautizada como “Peña del Alemán”, en honor a Max Salomón, un antifascista alemán que lucho contra el ejército de Franco y resultó malherido ahí.

Así fueron los primeros meses de la Guerra Civil Española en Gandullas. Los años siguientes el frente se estabilizó, se construyeron los observatorios y los nidos de ametralladora, las trincheras y los puntos de estrategia. Piñuecar y Gandullas fueron tomados por el Regimiento de Infantería de San Marcial número 7.

Durante el resto de la guerra los jóvenes del municipio trabajaban para ellos, les cocinaban o hacían de recaderos entre el campo de batalla y los centros de abastecimiento que había en los pueblos. Los dos bandos estaban tan cerca que en el silencio de la noche se escuchaban los insultos que se dedicaban los unos a los otros.

Los republicanos de Buitrago resistieron hasta el final, cuando acabó la guerra y Madrid fue tomada por las tropas de Franco, asomó una bandera blanca cerca de la “Peña del Alemán”, sus defensas simplemente se rindieron, entregaron las armas y abandonaron el frente.marcapaginas

Conscientes de los hechos históricos ocurridos en nuestro municipio, cuando crecimos y caímos en las garras de la política local, desde el Ayuntamiento algunos promovimos nuestro proyecto más especial: Recuperación y Puesta en Valor del Patrimonio Arquitectónico de la Guerra Civil; para poner en marcha en 2012 la primera ruta turística específica de la Guerra Civil Española, Frente de Somosierra; Sector Piñuecar-Gandullas. Así homenajeábamos a los vecinos, nuestros abuelos y a todos los que vivieron la sinrazón y lucharon por sus ideas -o las de otros-. Porque, como dijo el poeta y filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana “quien olvida su historia, está condenado a repetirla”.

Fuentes: Mi abuela. Florentina Lobo, 86 años; Proyecto de “Recuperación y Puesta en Valor del Patrimonio Arquitectónico de la Guerra Civil”. Ayuntamiento Piñuecar-Gandullas, 2012; elpaisquenuncaseacaba/blogspot.com.es; http://www.tierradefuego.es

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